Buenos días!

Para hoy me gustaría compartir contigo una experiencia y por qué no que me des tu feedback.

El otro día estuve con una persona a la que quiero mucho. Ella está malita, se acaba de romper un pie y tiene algunos problemas de salud. Pero más allá de todo esto, tiene unas ganas enormes de vivir! Es súper alegre, tiene ganas de hacer cosas, salir a la calle, disfrutar… Le encanta hacer cosas, nada de quedarse tirada en el sofá lamentándose de su “suerte”

Y por otro lado, las personas de su alrededor se “preocupan” por ella, ya que al estar en estas condiciones de salud hay muchas cosas que no puede hacer, o más bien no debe hacer. Con lo que a ella le piden que se esté quieta, que se relaje y que pare de hacer cosas.

Como verás he puesto ese preocupan entre comillas ya que no dudo ni un momento que no lo hagan, pero realmente estamos pensando en la persona de la que nos preocupamos o egoístamente estamos pensando en nosotros y estamos proyectando nuestros miedos?

Te pongo un ejemplo que viví yo de primera mano.

Mi abuelo tuvo cáncer, y el siempre fué una persona con muchas ganas de vivir. Tenía casi 80 años y aún montaba en bici para ir al campo. Pero de repente desde que se puso malito, mi madre y abuela con la mejor de las intenciones le controlaban demasiado la comida, las salidas, lo que hacía… porque era lo mejor para el. Y probablemente para su “salud” fuera lo mejor, pero realmente le estaban matando…

Perdió totalmente la ilusión por vivir. Perdió su libertad de elección. Ni siquiera pudo venir dónde yo vivo (como ya sabéis el campo) que a el le encantaba porque estaba a dos horas en coche y eso no le iba a venir bien… Le estaban matando…

Recuerdo que tenía que irse a escondidas a tomarse una cervecita porque todo estaba prohibido.

Con esto lo que te quiero decir es que si, quizás vivió unos meses más, un año?, pero ¿de qué forma? El acabó apagándose confesandome que hubiera preferido vivir menos pero ser feliz. Se sentía en una cárcel y ya no tenía fuerzas para luchar.

¿Qué hubiera pasado si se le hubieran condedido esos pequeños caprichos? Quizás incluso al ser más feliz todo podría haber sido diferente. Ya era muy mayor y ciertamente tenía que morir, pero morir siendo feliz.

No se si me he explicado correctamente. Lo que he querido expresar aquí esque está genial que nos preocupemos por los que nos rodean, pero que también los escuchemos a ellos qué es lo que realmente quieren. Y no saquemos las cosas de quicio ya que está claro que si una persona tiene el pie roto y se quiere hacer el camino de santiago caminando lógicamente tendrá que aguantarse y no hacerlo, pero quizás si que lo pueda hacer en coche o yo que se, la creatividad es la leche en ciertos momentos 😉

Te mando un fuerte abrazo y aprendamos a cuidar respetando, dejando vivir y dejando que la persona sea la que tome sus propias decisiones.

Miriam