En muchas ocasiones nos hemos encontrado con que un dolor nos impide tener una vida normal. Puede que sea un dolor leve, y se aguanta, pero hay ocasiones en el que es tan insoportable que no podemos hacer nada. Y eso en muchos casos conlleva a un cambio de humor, que sin saberlo, ralentiza el proceso de curación.

Sabemos que el cerebro puede producir la química necesaria, la cual envía un mensaje al resto del cuerpo de bienestar.

Se a abierto el campo de la psiconeuroinmunología, donde Mario Alonso Puig, es un gran referente para mi. Esta especialidad médica nos dice que los pensamientos, sentimientos o emociones, interactúan con el sistema nervioso para promover la curación.

Te propongo un ejercicio muy sencillo.

Toma una postura cómoda y realiza dos respiraciones profundas.

Ves a la parte dolorida y observa.

Si fuera un color, ¿Qué color sería?

Si tuviera una forma, ¿Cuál sería?

¿Textura?

¿Tamaño?

¿Temperatura?

¿Animal?

Tómate tu tiempo.

Cuando lo tengas identificado, sácalo de tu cuerpo, y ponlo frente a ti.

Es momento de preguntarle: ¿Cuál es el mensaje que tienes para mi? ¿Para qué estás aquí?

No hay prisa, tómate tu tiempo, y sobre todo, no te juzgues. Aunque parezca absurdo “a priori”,

Es momento que le agradezcas el está ahí contigo, porque aunque como decía un profesor mio, se ha equivocado en la forma, más no en el fondo. Su intención es positiva.

Ahora puedes pedirle llegar un acuerdo, donde respetarás esa parte que estaba protegiendo.

Y cuando lo sientas, es el momento de despedirte de ese malestar, verlo como se aleja.

Para finalizar, realizar otras dos respiraciones profundas y abrir los ojos cuando estés list@.

Gracias.

Miriam

Esto y mucho más en el taller “Comprende tu dolor”

www.miriamsimon.com